INCREÍBLE. RÚSTICA HUACHO ORGANIZA PELIGROSA FIESTA SEMAFORO.

Diversión de excesos. Son una suerte de fiestas romanas que privilegian el licor, drogas y sexo. Internet promociona estas actividades en Lima y principales ciudades peruanas. Los padres deben hilar fino para que sus hijos no caigan en tentaciones.

La fiebre comenzó en Colombia: juegos eróticos entre adolescentes llamados las fiestas semáforo .

En Lima y demás ciudades peruanas aparecen páginas en internet que ya las promocionan, en las fiestas semáforos, los participantes asisten con brazaletes de distintos colores.

El color define el comportamiento en la fiesta. El verde resulta el más transgresor. Mujeres y hombres que lo calzan dan luz verde a cualquier situación: ADMITEN CONSUMO DE DROGAS, ALCOHOL Y RELACIONES SEXUALES DE UNA NOCHE.  

En estas fiestas se adopta la ingesta de licor por la piel. Esa práctica se llama "Slimming" (adelgazar en inglés). Su propósito apunta a evitar el tufo y engañar a los padres cuando  retornan a casa. Se introducen  la bebida a través de los ojos, vagina y ano (hombres). Los efectos de embriaguez son más rápidos, pero se constituyen en un peligro.

El psicólogo Omar Beltrán explicó que estas prácticas no son nuevas. "En la década del 70 se hablaba de la liberación sexual  y los "hippies" eran los encargados de practicarla". 

Asimismo, el especialista en sexualidad y afectividad humana, Carlos Beltramo, explicó que este problema no es exclusivo de países latinoamericanos. Se da en todo lugar, pero expresado de diferentes maneras. Puso de ejemplo España. En ese país los jóvenes acostumbran a los "botellazos", fiestas a medianoche con mucho alcohol de por medio que solo terminan cuando los participantes están ebrios. 

Lo que sucede ahora, indica Beltrán, es un resurgimiento de la vulnerabilidad en la personalidad de los jóvenes. Ello se explica en su baja autoestima, junto a la carencia de afecto del entorno familiar, la presión social. Además, el nuevo concepto de "ser popular" y ser admitido por un círculo conlleva a aceptar distintas actividades que serían rechazadas por una personalidad consolidada.